Gana Adeptos el Maquillaje para Hombres

Aunque en muchos países se considera una práctica muy “gay”, el maquillaje masculino se aleja de una orientación sexual.

Nuestros antepasados ya se pintaban los labios, mejillas y utilizaban minerales molidos para luego aplicarlos a sí mismos, a sus herramientas de trabajo, y hasta sus adornos (accesorios y complementos).

El maquillaje se utiliza principalmente para resaltar las facciones y esconder esos pequeños defectos que pudieran existir. Ciertamente, ayer y hoy,  el maquillaje masculino o femenino, tiene un elemento esencial, “la belleza“.

Podemos entender, entonces, que el maquillaje masculino es tan antiguo como el hombre mismo. Por ejemplo, los hombres y mujeres de la antigua China y Japón se pintaban las uñas para mostrar su estatus en la sociedad.

Los egipcios usaban maquillaje con propósitos prácticos, mágicos, medicinales y estéticos, y es a ellos a quienes le debemos el llamado ojo de gato. La masculinidad de los egipcios se potenciaba con una mirada penetrante. El maquillaje servía para mostrar su riqueza y alejar los malos presagios

Por eso, no es de extrañar que hoy en día, los hombres del oriente próximo, especialmente de los Emitaros Árabes Unidos, lleven sus ojos delineados con lápiz negro.  

También, el uso de delineadores de ojos en los hombres, especialmente en esta parte del mundo, se debe a la alta incidencia de los rayos solares en la arena, que a su vez se reflectan en los ojos, provocando imposibilidad de ver y hasta ceguera. Muy común también ver a los hombres Tuareg con sus ojos perfectamente delineados de negro. 

Por su parte, los romanos ocultaban su calvicie con pintura. Igualmente existía el polvo para “aligerar la tez” y se pintaban las uñas.

En tiempos de la Reina Victoria I y su influencia política, económica y cultural en el mundo occidental, se declaró el uso de cosméticos y maquillaje como “vulgar” y “descortés”, siendo de uso exclusivo para las prostitutas y los actores.

Debido a los actores el maquillaje se empezó a relacionarse con la feminidad, con la vanidad y las asociaciones femeninas homosexuales.

La Iglesia se unió a la línea de pensamientos de la Reina Victoria, por lo que calificó el maquillaje como una “abominación” y una “creación demoníaca”.

Con la reina Isabel I se popularizó el maquillaje en polvo y el ideal de belleza era tener una piel extremadamente blanca y los hombres no estaban exentos a esta practica. 

En la época de María Antonieta los hombres incluso usaban carmín y pelucas.

Pero ya en el siglo XXI, el maquillaje masculino vuelve con fuerza y figuras como Jared Leto, así como diseñadores como Tom Ford, Yves Saint Laurent, firmas como BM Cosmetics de Australia o Ten Image de Barcelona, están apostando por aquellos hombres que nos preocupamos por nuestro aspecto y a los que nos gusta cuidarnos.

El metrosexual vino para quedarse , y es que nosotros también queremos vernos bien, disimular nuestras imperfecciones y resaltar nuestra belleza natural.