Gastrodiplomacia de Estado, de Empresa y en tu Casa

Gastrodiplomacia

Charles Maurice de Talleyrand, diplomático francés durante Napoleón afirmó:

“Tráeme buenos chefs y te conseguiré buenos tratados” y

Hillary Clinton: “la comida es la más antigua herramienta diplomática”.

Para los que creen que la diplomacia y el protocolo no tienen nada que ver con la gastronomía, el mismo Príncipe Alberto de Mónaco muy hábilmente afirma lo siguiente:

“Creo que la gastronomía desempeña un papel importante en política, ya que crea una situación política para el diálogo y el intercambio, y pienso que para la persona que recibe es importante crear una atmósfera con manjares de gran calidad y también vinos de gran calidad…cuando la gente comparte cosas buenas en una mesa las conversaciones se hacen mucho más fáciles y los intercambios son mucho más fluidos”. 

Es evidente que, la comida, desde los griegos, romanos y egipcios, pasando por el influyente Napoleón, constituye y contribuye al entendimiento y refuerza las relaciones entre los gobernantes. En la antigua Grecia ya Aristóteles argumentaba la importancia de las comidas colectivas con el fin de establecer un vínculo de solidaridad similar al de una familia… algo que cobraba especial importancia entre embajadores de ciudades rivales.

Gastrodiplomacia vs Diplomacia cultural

Gastrodiplomacia, es un tipo de Diplomacia Cultural, cuya premisa es ganar adeptos y corazones a través del estómago, y cuyo concepto de confunde muchas veces con el de Diplomacia Culinaria, que es el uso de la cocina y la comida como instrumentos para crear entendimientos interculturales, con la idea de mejorar la interacción y la cooperación entre los países.

Según los expertos, ambos conceptos se parecen, pero no son iguales. Sam Chapple-Sokol, define la diplomacia culinaria como el uso de la comida para crear entendimiento intercultural con el fin de mejorar las interacciones y la cooperación internacional, mientras que la gastrodiplomacia busca ejercer la influencia en Gobiernos extranjeros de manera indirecta, empleando la comida como medio para introducirse en sociedades foráneas y generar en ellas un mayor entendimiento de la cultura y gastronomía nacionales y, por ende, del país en su conjunto.

Por tanto, en la gastrodiplomacia los Gobiernos utilizan la comida como una manifestación cultural tangible fuera de las fronteras nacionales para promover su familiarización e intentar ganar adeptos en el exterior, lo cual ayuda a su vez, crear la MARCA PAIS.

Además, los países buscan al mismo tiempo incrementar su poder blando o soft power. ¿Qué es eso del poder blando? Es la habilidad para conseguir persuadir e incidir en la acción de otros países sin recurrir al uso de la fuerza, la coacción o favores económicos.

El concepto de gastrodiplomacia, ha venido popularizándose desde el año 2000, y no debemos olvidar que el mundo de las relaciones internacionales está cargado de significados, y la comida no escapa a ello.

Ya lo utilizó el presidente Franklin D. Roosevelt, cuando el Rey Jorge VI y la Reina Isabel le hicieron una visita oficial en 1939. En esa oportunidad el menú consistía en: una ensalada de queso helado con berros, sopa de cabeza de ternera y tortuga con palitos de pan de maíz y hasta perros calientes.

El menú no parece muy sorprendente y mucho menos delicioso, pero fueron unos muy buenos intentos de utilizar la comida como herramienta diplomática. Dice la prensa americana del aquel momento, que los reyes degustaron muy complacidos los perros calientes americanos y hasta repitieron. Toda esta experiencia fue la base para que los EE.UU utilizase, desde entonces, la gastrodiplomacia.

Fue a partir del mandato de Eisenhower cuando las comidas diplomáticas americanas se volvieron más elegantes, pero fueron los Kennedy quien lograron la sofisticación en esta materia y Jackie Kennedy era quien decidía lo que sucedía en la cocina y apostó por la comida francesa.

España no escapó a la gastrodiplomacia. En 1959 Eisenhower visitó oficialmente el país, y no faltó una cena de gala. Una vez que España incursiona en la democracia, y durante el mandato de Adolfo Suarez, el país entró en una frenética oleada de visitas oficiales de dirigentes extranjeros. Inicialmente, se contrataban los servicios de catering del hotel Ritz y del Restaurante Jockey, ya que Moncloa no contaba para entonces, de los servicios del Palacio Real.

Pareciera que estos conceptos son usados y aplicados solamente en el ámbito oficial, pero pueden perfectamente ser aplicados a su ámbito privado y más familiar, porque la comida y sentarse en una mesa es una de las mejores maneras de conciliar encuentros entre familiares, amigos y colegas del trabajo.

Consciente o inconscientemente, en nuestra casa hacemos gastrodiplomacia, y debemos pensar cómo sacar el mejor provecho de estos encuentros.

Úsalo como una herramienta para promover entre tus amistades y colegas, a tu país o región. Cada uno de nosotros al pasar nuestras fronteras, somos embajadores de nuestro país, y dar a probar nuestra gastronomía es un placer de Dioses.

La gastrodiplomacia en el ámbito de las empresas, es una herramienta de promoción de los productos locales, para extranjeros dentro del país o la incursión en otros mercados. Las empresas pueden perfectamente seguir el modelo de la diplomacia oficial y promover a su vez el turismo gastronómico.